MILLENIUN

lunes, 5 de febrero de 2018

Los niños en los inicios de la era industrial



Termina la Edad Media, una época oscura para Europa, en el horizonte se halla un despertar, un "renacimiento" donde el ser humano vuelve a descubrir su mundo.
Todo bien; llega la época de la Revolución Industrial con sus promesas de beneficio mutuo (patrón-obrero), pero nadie les dijo a las miserables familias industriales que la vida en la ciudad sería una lucha con resultados de muerte. El jornal no fue el esperado, la comida no alcanzó para saciar las necesidades de los numerosos integrantes familiares; se encontró la solución empleando a los niños en las mismas y peligrosas industrias de sus padres, más tarde, serían las mujeres quienes también, obligadas por las necesidades económicas, terminaron empleadas en las fábricas.
Así se resumen prácticamente dos siglos, donde el beneficio de unos pocos fue a costa del esfuerzo de muchos. Los obligaron a vivir como adultos cuando ellos solo querían jugar como niños. Sin duda, los grandes afectados de la revolución industrial fueron los niños; por el tamaño de la familia se hacía necesario obtener más ingresos, nacía así la cruel idea de llevar a los niños a las fábricas.
Es 1911 y un grupo de mineros estadounidenses son fotografiados luego de una ardua jornada de trabajo.
Una mina de carbón; cuatro de la madrugada; algunos hombres llegan a la entrada de la mina, todos visten ropas de colores opacos; harapientas. Entre los cuerpos de los más viejos se ocultan los pequeños; son sus propios hijos que no sobrepasan los 12 años de edad. Al cabo de unos segundos todos, en una larga fila se adentran en los peligrosos túneles.
"Trabajo en el pozo de Gawber, no es muy agotador, pero trabajo sin luz y me da miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz. Pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy media dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer...me enseñan a rezar. He oído hablar de Jesucristo muchas veces, no se por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre las piedras. Prefiero ir a la escuela que estar en la mina".
Testimonio recogido por la comisión Ashley para el estudio de la situación de las minas en 1842. Europa. Por su pequeño tamaño los niños eran ideales para introducirse en los lugares más estrechos de las minas, lo mismo sucedía en las fábricas, donde se les enviaba muchas veces a realizar trabajos realmente peligrosos.

El polvo en suspensión, los gases tóxicos, la falta de aire para respirar, la escasa iluminación, los accidentes y como no, la absoluta soledad, fueron puntos claves que experimentaron los niños hasta bien entrado el siglo XX. 
                               


1 Trabajos al aire libre: barrenderos (limpiar el estiércol de los caballos y el lodo), vendedores ambulantes (de flores y periódicos principalmente)
(2) Trabajos en las fábricas: las principales eran las de carbón, las de algodón, fósforo, etc

Un niño trae en sus manos algunos palillos, no son muchos, pero si los suficientes como para que algunos de ellos se escapen hasta el suelo. Se dirige a sumergirlos en un tipo de elemento llamado fósforo, lo que el muchacho no sabe (no le explicó su patrón) es que los gases que inhala terminarán tarde o temprano por quitarle la vida; eran vapores tóxicos a los cuales los mas adultos no querían acceder.





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