MILLENIUN

martes, 30 de agosto de 2016

Las consecuencias del todopoderoso Google

Las cifras de Google dejaron de ser sorprendentes para convertirse en preocupantes para el sector de las telecomunicaciones. Tan sólo que más del 78 % de los teléfonos móviles del mundo tengan el sistema Android es un dato que puede tener consecuencias a corto plazo. Ni hablar de lo que pasa con las cifras del buscador. El monopolio mundial de Google pasó de ser un caso de éxito a transformarse en una alarma. La primera consecuencia de tanto poder acumulado tiene que ver con el modelo de publicidad que maneja el gigante de internet. Actualmente, quien quiera aparecer en las tres primeras páginas debe participar en una especie de subasta en la que quien más ofrezca ganará el ansiado clic del usuario.
Aunque en principio la oferta lucía democrática, con el correr de los años las marcas poderosas, con el suficiente músculo económico, acaparan los primeros espacios y a la postre se llevan los usuarios. Así las cosas, las pequeñas y medianas empresas quedan relegadas a menos que gasten buena parte de sus ingresos en publicidad web. Google insiste en que su potente algoritmo es democrático y premia a las páginas que mejor rendimiento tienen frente al usuario. El premio es el famoso posicionamiento orgánico, que no es más que aparecer en las primeras páginas sin necesidad de pagar. Sin embargo, este modelo sigue siendo subjetivo y Google siempre tiene la sartén por el mango.
En cuanto al sistema operativo Android, el tema es aún más complejo. Google está en uno de cada tres celulares del planeta y decide qué aplicaciones instalar, qué información requerir y sobre todo, qué datos venderles a las marcas que le pautan. Para medir el poder de este monopolio, basta que haga el ejercicio de encender un teléfono Android y tratar de utilizarlo sin tener correo Gmail. Simplemente no puede hacer nada como usuario y lo más grave es que la única opción es buscar un terminal casi siempre más costoso.
Durante el Undécimo foro de regulación de comunicaciones organizado por la Comisión de Regulación y Comunicaciones (CRC), el tema fue ampliamente discutido por expertos nacionales y extranjeros. Y más que plantear alternativas para enfrentar el reto legislativo y operacional que impone Google, la conclusión fue que hay que adaptarse a lo que llamaron el "nuevo entorno" y esperar que la Unión Europea o Estados Unidos propongan alternativas. Para el experto español Carlos López-Blanco, es "preocupante los niveles de ocupación de mercado de Google". López-Blanco señaló que si los reguladores a nivel mundial no toman cartas en el asunto, más adelante será muy tarde para muchas industrias.
Por su parte, Pablo Bello, de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones, señala que "no se puede regular con paradigmas del siglo pasado tecnologías tan dinámicas como Google". Y señaló que Latinoamérica debe enfocar sus esfuerzos en fortalecer las industrias de contenidos para competir con Google. Pero ahí juega una nueva consecuencia del monopolio de Google. ¿Cómo una empresa puede crear contenido sin nadie que lo consuma? Si Google no "premia" a los portales, como ocurre con los de información, la tendencia es la desaparición de actores del mercado, el claro ejemplo de esto es lo que le ocurrió a Yahoo y su desvalorización.
En todo este entramado, el usuario es el más importante y a la vez el más ajeno a la problemática. Para el consumidor lo único que prevalece es encontrar lo que busca en la web, que la página cargue rápido y que sea lo más económico posible. Pero detrás de esa búsqueda diaria de información hay una guerra que está dejando a muchas personas sin trabajo. Para Raúl Katz, experto en telecomunicaciones, las previsiones más optimistas hablan de que en menos de 10 años, el 28 % de la población mundial puede cambiar o perder su empleo. Esa, acaso, es la consecuencia más grave de que Google se haya convertido en un monopolio de la información.

lunes, 15 de agosto de 2016

Colombianos cuentan cómo se trabaja en Google



En Googleplex, en Silicon Valley (San Francisco, EE. UU.), donde los empleados cuentan con spas, gimnasios, cines, clases de cocina, alimentación ilimitada, salas de juego, pista de bolos o cancha de voleibol playa, un grupo de colombianos hace realidad el sueño de miles en el mundo: ser parte del equipo élite que trabaja en el campus principal del gigante tecnológico. Uno de ellos es Óscar Rodríguez, un vallecaucano ingeniero de sistemas. Hace cuatro años fue reclutado por Google y está al frente de las operaciones de ‘Safe Browsing’, el servicio que permite detectar los potenciales peligros en la red. Junto a él están sus compatriotas Camilo Clavijo, Daniel Orozco y Miguel Moreno. Clavijo es el ‘account manager’, una especie de consejero estratégico para los clientes. Es administrador de empresas. Y Orozco es ingeniero electrónico y hace un año trabaja para Google Search, el equipo encargado de que las búsquedas funcionen más rápido. Se conocieron luego de una visita de EL TIEMPO a Googleplex y le contaron a este diario cómo es ser un ‘googler’, como son llamados los empleados.
Para ser parte del grupo de empleados de esa sede de Google se necesitan talento y algo de suerte: estos colombianos fueron contactados por cazatalentos. Iveta Brigis, gerente de Recursos Humanos de la compañía, dijo que parte del éxito que tienen radica en saber elegir a sus trabajadores, para lo que cuentan con un ‘escuadrón’ de reclutadores. Así fue como encontraron a Clavijo. “Me escribieron por LinkedIn diciendo que estaban interesados en mi perfil. Tuve cinco entrevistas, en un lapso de tres meses, todas hechas por ‘hangout’ y cada una por una persona diferente y desde un país distinto", contó.
Orozco, por su parte, también fue contactado vía internet. “Desde el día que me llamaron me puse a estudiar para la entrevista. Lo hacía incluso en el desayuno y antes de dormir”. Pero eso no es lo único para ganar una vacante. Los aspirantes pueden recibir interrogaciones, aparentemente sin sentido, como “¿cuántas pelotas de golf caben en una sala?”.
Brigis explicó que corresponde a una estrategia, ya que el foco de las entrevistas no son los estudios, sino la reacción de las personas a diferentes situaciones, por eso suelen ser procesos personalizados en los que, dependiendo del potencial del entrevistado, las preguntas pueden variar.
Cultura Google
Google es conocido por su filosofía, enfocada en el bienestar de sus empleados. Ha sido un ejemplo de cómo construir un ambiente de trabajo ameno para todos. Orozco, por ejemplo, manifestó que su rutina incluye jugar voleibol al mediodía. Para la empresa, lo importante no es cumplir horarios, sino alcanzar los resultados proyectados.
Los empleados también dedican tiempo de trabajo a proyectos especiales. Pueden desarrollar planes que no necesariamente están relacionados con las funciones laborales. “Cuando trabajé en Google Chile apoyamos a diversas fundaciones sin fines de lucro e hicimos algunas intervenciones en colegios como apoyo a las comunidades, todo esto sin tener que pedir permiso. Es algo que tiene un impacto positivo y Google ve eso como algo valioso”, comentó Clavijo. La cultura Google busca traspasar fronteras y ubicar a sus trabajadores en una misma línea. “Hay una diferencia importante de lo que puede pasar en Colombia con lo que hacemos acá, pues todo está enfocado en el bien común más que en el individual. Todos trabajan para que la compañía salga adelante”, afirmó Orozco. Prueba de ello es el carné de un ‘googler’: puede abrir todas las entradas de la compañía, sean en Kenia, Corea del Sur, Irlanda o cualquiera de las sedes a nivel mundial.
La inclusión, una clave
A estos tres colombianos la experiencia en Google les ha cambiado la vida y aseguran que los latinos tienen todo el potencial para cruzar la frontera y aportar en el gigante tecnológico, “Somos recursivos y creativos, siempre tratamos de encontrar soluciones alternativas y eso es muy valioso cuando se tienen equipos tan diversos”, valoró Clavijo. Además del cambio de mentalidad, en el que reiteraron el tema de la persistencia y el trabajo en equipo, reconocieron la necesidad de incluir, al igual que países como India o Japón, la innovación tecnológica como política de Estado. Esto implica, concuerdan los tres, una mayor inversión en educación y en la creación de un ecosistema de emprendedores. Base del éxito de la cultura Google ha sido la inclusión de personas de diferentes costumbres, pues con ello se han podido extender a cada rincón del planeta de forma exitosa. “Aquí existe una gran diversidad de personas de todos los lugares del mundo, lo que tienen en común es que son talentosos y comparten la visión de querer hacer grandes cosas y, en ese sentido, el origen pasa a ser algo secundario”, concluyó Clavijo.




[1]  El Tiempo  14 de agosto de 2016